Poesías de la Tierra del Pan


IRREVERENTE


¡Irreverente!, me dicen con descaro;
les escucho mientras me muerdo los labios
y cuento hasta seis o hasta diez
para no rebatir.
Irreverente por decir la verdad descarnada,
no me gustan los ambages;
tal vez sea que desenvolví demasiados lazos,
celofanes y cintas sin regalo alguno
en el fondo de la caja.
Soy irreverente, ahora que las canas
me otorgan el favor de audiencia fija
que perdona la torpeza de mis palabras
guiadas más por buena voluntad que por halagos
absurdos que compran voluntades.
Así seré: irreverente, audaz o imprudente
¿a quién le importa?

Mª Soledad Martín Turiño