La matanza

La “matanza” ha sido hasta fechas muy recientes, uno de los grandes acontecimientos en las tierras de Castilla y León. Todavía se sigue practicando, aunque en menor escala por la fuerte emigración y la pérdida de peso del medio rural en la economía del país. Solía y suele celebrarse, en las postrimerías del año. Recuérdese que “a cada cerdo le llega su San Martín”. Es una fecha aproximada, pues depende de las condiciones del tiempo. En todo caso, lo que queremos resaltar es que era una fiesta familiar que solía durar dos o tres días, dependiendo del número de cerdos sacrificados. Durante esos dos o tres días todos los familiares ayudaban (eran los invitados) y comían productos de la matanza. La ayuda consistía en matar al cerdo, chamuscarlo, abrirlo en canal y destazarlo para, posteriormente, hacer chorizos, morcillas, las hojas de tocino, jamones, paletillas, lomos etc. Comida típica era la “sangre”, las “migas”, los coscarones después de escurrida la manteca y las “chichas” que era la carne troceada y frita con la que se hacen los chorizos. Las morcillas suelen consistir en la sangre del cerdo con diversos aditamentos como cebolla o arroz cocido. Los jamones y chorizos se solían “curar” al humo de las cocinas clásicas de las casas de la meseta tambien, en aquellos pueblos en que hay bodegas utilizaban, (y utilizan), las clásicas bodegas para la curación de los referidos productos. Estos jamones y chorizos tenían un sabor especial por ser regados habitualmente con vinos de la propia cosecha. En las fotos, podemos ver algunas estampas del pueblo San Cebrián de Castro, donde se ven diversas fases de una matanza clásica.

Luis

Las fotos: La matanza en San Cebrián de Castro

Juanito

Refrán:
Tres días hay en el año
que se llena bien la panza:
Nochebuena, Nochevieja
y el día de la matanza.